domingo, 20 de marzo de 2016

TRES DERROTAS: el reto de superar al chavismo y salir del siglo XX…

El chavista no es cualquier gobierno al que hay que deponer por catastrófico. El chavismo es una ideología, en ciernes de convertirse en una religión laica, cuya cultura totalitaria ha infiltrado el tejido social del país (y probablemente de otros), corrompiendo a buena parte de la sociedad con los males del estatismo corrupto, del populismo ruinoso, del militarismo represivo y de la supresión de toda forma de ciudadanía y democracia.

La mejor prueba, haber administrado más de un billón de dólares (una unidad seguida de doce ceros) con que arruinaron la economía nacional y pervirtieron la cultura productiva e institucional que se había logrado en el período democrático iniciado en enero de 1958.

A este corrosivo mal social hay que propinarle no una, sino tres derrotas.

DERROTA ELECTORAL

La primera derrota ya ha ocurrido, la derrota electoral. La cúpula del chavismo sabe que, en adelante, no podrá ganar ninguna elección, ni siquiera de una junta de vecinos, aun contando con mayoría en el poder electoral. En las próximas elecciones de gobernadores el chavismo perderá, sin duda, en los 23 estados del país, por ello buscarán suspenderlas. Y de lograrse un referéndum revocatorio en este año, lo perderá estrepitosamente. Y hasta los diputados del PSUV, o GPP serán seguramente revocados en dos años y medio.

El mal del chavismo ya ha sido derrotado en el escenario electoral. Pero faltan dos derrotas más.

DERROTA POLÍTICA

La segunda, la derrota política, nos ocupa ahora, está en el centro de la actualidad: el desalojo del chavismo de todos los espacios de poder: gobierno, fiscalía, defensoría, contraloría, poder electoral, fuerza armada, tribunal supremo y red de tribunales del país, y por último su reducción al mínimo en la Asamblea Nacional.

Todos estos poderes, monopolizados por el chavismo, se han complotado para desconocer la voluntad popular, recientemente expresada el 6 de diciembre pasado, y ya vemos que no será fácil echarlos de cada uno de ellos, pues entre todos forman una compleja red de complicidades mutuas, sobre todo, con el TSJ, reforzado con su fraudulenta renovación “express”, con lo peor del chavismo más comprometido con la corrupción y la delincuencia.

Será muy cuesta arriba emprender los mecanismos constitucionales para relevar al chavismo del gobierno, puesto que CNE, fiscalía, TSJ y la fuerza armada hacen todo lo posible por impedirlo, aun a costa de violar, una y otra vez, la Constitución y las leyes.

El chavismo es una ideología particularmente agresiva, que se ha auto-investido como la elegida para llevar a cabo una revolución, en Venezuela, en Latinoamérica, y hasta en el mundo. Es lo que repite su credo-discurso, aunque sabemos que su fin último es la conservación pervertida del poder por el poder.

La Constitución y las normas de la democracia le estorban. El único “pueblo” que reconocen, es el que vota por ellos. Pueblo es todo aquello que le sea fiel a la camarilla que actúa en nombre del gran caudillo fallecido.

Para derrotar políticamente al chavismo, es decir, para desalojarlo del poder, es necesaria la combinación compleja de fuerzas y acciones por parte de la sociedad civil de cultura democrática.

La unidad política de la sociedad democrática es requisito indispensable. El chavismo lo sabe y por ello intenta socavar la unidad apelando a los más sucios mecanismos, que ya conocemos.

Otra condición es la paciencia, agotándose por la magnitud de la crisis. El movimiento democrático debe tratar de impedir que estallen la anarquía y la violencia social, pues sería el escenario ideal del chavismo, para suspender garantías y reprimir opositores en mayor cantidad y ferocidad, y forzar escenarios de confrontación violenta.

Otro requisito es mantenerse en las vías constitucionales, incluyendo el de la desobediencia civil, instituida en los artículos 333 y 350 de la Constitución. Apartarse de esta ruta cívica, aun cuando implique más tiempo, sacrificios y costos políticos, resultaría en ofrecerle al chavismo el escenario de la confrontación violenta, incluso la guerra civil, que tanto prefiere.

La prefiere porque el chavismo se ha preparado para la confrontación. Ha creado una red de grupos armados con armas de guerra y de cultura muy violenta e intolerante, que ellos llaman eufemísticamente “colectivos”. Ha permitido, a través de las llamadas “zonas de paz” que bandas delictivas tomen el control de territorios donde no existe el Estado, bandas que se opondrían al derrocamiento del gobierno que les garantiza impunidad para sus fechorías. Ha incentivado la corrupción de la fuerza armada, en dos grandes grupos, los narco-militares y los militares delincuentes, estos últimos vinculados los contrabandos de gasolina, de oro y de otros minerales y bienes regulados, de la industria del robo, de los secuestros y del cobro de vacuna. Y ha forjado la complicidad de los funcionarios de los poderes públicos, así como de empresarios y otros sectores, mediante la corrupción por transferencia de divisas, contratos y favoritismos.

El chavismo es una gigantesca maquinaria corrupta y corruptora, dispuesta a la violencia extrema para asegurarse la permanencia en el poder.

Ahora cree que puede resistir la inevitable crisis económica por su modelo ruinoso, y la caída de su popularidad. El chavismo se prepara para pasar de un sistema populista-propagandístico a un sistema de sometimiento y sumisión (también propagandístico, recordemos que sin propaganda no hay revolución), similar al modelo Cubano. Si Cuba ha sido aceptada por la comunidad internacional, sin cumplir ni uno solo de los requisitos de la Carta Democrática Interamericana y sometiendo por necesidad y represión a su pueblo durante décadas… ¿Por qué en Venezuela no puede lograrse lo mismo.

DERROTA CULTURAL:

La más difícil. Aunque las dos primeras derrotas, la electoral y la política, han sido posibles en la medida que se ha ido derrotando culturalmente al chavismo, quedará todavía su derrota cultural masiva y contundente, luego de que haya sido desalojado de todos los poderes.

Esto implica derrotar la cultura del autoritarismo, de la que se alimenta el totalitarismo civil y militarista en la conducción del Estado.

Se encuentra en este renglón el caudillismo, exacerbado al extremo por Hugo Chávez, rescatando la vieja ideología militarista según la cual sólo los militares están predestinados a ejercer el poder, aún cuando los resultados históricos de tales experiencias sociales han acabado de manera cruenta y catastrófica.

Implica derrotar la idea del estatismo como modelo de Estado. Sobre todo el estatismo exacerbado que ha impuesto el chavismo, al punto de convertir el ejercicio del poder en una fuente de chantaje y perversión. El estatismo impone trabas a la iniciativa individual y empresarial, que imprescindibles para el desarrollo económico y social de cualquier nación. Por ello, el estatismo siempre termina, tarde o temprano, en el estancamiento y empobrecimiento social.

Conlleva a la derrota del populismo como mecanismo ruinoso de relación entre los ciudadanos con el Estado. Ningún tesoro público, por más ingresos abundantes que tenga, puede soportar por mucho tiempo, la creciente demanda de dádivas y el sostenimiento del clintelismo, pues convierte a una importante porción de la población en dependientes-clientes del partido de turno en el poder. El populismo es también una cultura destructiva de la capacidad productiva de los ciudadanos, pues antes que producir muchos piensan en la vía fácil de obtener prebendas del Estado.

Se requiere también la derrota del culto a la personalidad, que anula la crítica, incentiva la sumisión, persigue y excluye la disidencia y la inteligencia social, sustituyéndola obediencia ciega al caudillo o a la camarilla que actúa en su nombre, como es el caso actual.

Necesita la derrota de la anti-política, es decir, la ausencia de la política como forma no-violenta y civilizada de resolver las diferencias, para la viabilidad social.

Implica derrotar la cultura del fraude y de la corrupción como forma de vida y de ascenso social, que destruyen la cultura del orgullo y la responsabilidad individual y social, es decir, la cultura del valerse por sí mismos y actuar conforme reglas que garantizan el bienestar de toda la sociedad.

La derrota cultural del chavismo es también, en suma, la lucha por combatir todos los males reunidos en ese coctel de ideologías del siglo XIX y XX que ha construido, eficientemente, chavismo, y que representan las trabas para alcanzar el desarrollo civilizatorio, la convivencia, la superación de la pobreza, la disminución de la violencia y tantos otros males sociales que sufrimos intensamente todos los venezolanos, y que lejos de detenerse y retroceder, vemos creciendo cada vez más bajo el reino del chavismo.

La derrota cultural del chavismo, que resume todas derrotas, es la lucha venezolana por salir del siglo XX, como lo expresara el ilustre humanista venezolano, Mariano Picón Salas, al referirse del siglo XIX, en épocas de la dictadura bárbara de Juan Vicente Gómez.

jueves, 10 de marzo de 2016

UCV, URGENTE: UNA NUEVA ESTRATEGIA GREMIAL…

En resumen, tenemos un IPP quebrado y el FONJUCV secuestrado.

El contexto: precariedad extrema de la calidad de vida del profesorado.

Siendo de los profesores, los recursos del Fondo, ya que ni pertenecen a la UCV-patrono y menos al gobierno, cómo es posible que lleguemos al extremo de cerrar el IPP. Tenemos recursos para sostenerlo hasta que, algún día, logremos recuperar sueldos decentes y reivindicaciones suficientes como para hacer autosustentable nuestra fundación de seguridad social.

Ningún argumento jurídico puede estar por encima de la vida. Así que no más consultorías jurídicas por favor. Ya se parecen al TSJ con el gobierno, que no le otorga una al país.

Dejar que cierre el IPP es poner en peligro la salud y la vida de los profesores y sus familias. Es un acto de cinismo, de irracionalidad, de inmoralidad y anti-humanismo. En suma, es la más exacta negación de los valores universitarios.

Lo primero y más urgente es sostener al IPP y sus servicios más esenciales: SAMHOI, SEMO y SICOF. El déficit  de 671 millones de bolívares, anunciado por la directiva en reciente asamblea, amenaza con su cierre técnico en el breve  plazo.

El IPP es nuestro último dique de resistencia universitaria frente al plan de liquidar la universidad libre y plural por parte del “pensamiento único” oficialista, ese engendro mediocre disfrazado de “revolucionario”.

Lo segundo, y tan urgente como evitar el cierre del IPP, es el “rescate” del patrimonio del FONJUCV, que siendo de todos los profesores, ha sido “secuestrado” (fue el término usado por el profesor Alexis Ramos,  representante de los jubilados) por las actuales autoridades universitarias, violando el acuerdo con los llamados “entes fundantes”, la APUCV y la Asociación de Jubilados  ¿La pregunta es, qué está esperando la directiva de la APUCV y los representantes de los jubilados para rescatar todos esos recursos?

El FONJUCV fue constituido por los aportes de toda la vida de profesores, por décadas, y también con los de la UCV, por compromiso reivindicativo. Su propósito inicial fue aportar el 30% que completaría la totalidad del sueldo jubilado. Sin embargo esto jamás se aplicó, pues el fisco siempre aportó el 100% , como se mantiene hasta hoy.

Por no poder cumplir su objetivo fundacional, la UCV destinó  para gastó corriente el excedente del 70% de las utilidades del Fondo. Según, el profesor Alexis Ramos, oscilaba de 10 a 20 millones de bolívares anuales. Pero a partir del 2008, los “entes fundantes” acordaron destinarlos al IPP compensar su ya grave déficit, dándole por primera vez un uso de previsión social al fondo, lo más cercano a su propósito.

Para informarse de la larga y enredada historia del FONJUCV, desde la perspectiva sus principios previsionales y su condición legal, recomendamos leer la carta del profesor Absalón Méndez.

Pero la amenaza voraz del gobierno llevó a iniciar la liquidación del Fondo por pánico, hace casi dos años. Grave error que apoyo la actual directiva, pues, como lo expresó el presidente de la APUCV, Víctor Márquez, en la pasada asamblea del 08 de marzo, “quedamos pintados en la pared”.

El fondo quedó ahora en manos de las autoridades de la UCV, corriendo el mismo peligro de ser expropiado por el gobierno, es decir, el mismo argumento que forzó la decisión de liquidarlo.

El argumento legal, la misma de gobierno y/o autoridades de la UCV, fue la Ley Orgánica de Seguridad Social, inactiva desde su promulgación.

Se trata de un patrimonio de más de un mil millones de bolívares y más de 20 millones de dólares, según datos que se logran apuntar de las engorrosas intervenciones de los directivos en las diferentes asambleas.

Urge, es para ya, una nueva estrategia gremial: es preciso activar la convocatoria de REFERENDUN APROBATORIO, conforme el artículo 63 del Reglamento de Elecciones de la APUCV (no una consulta como suelen llamarla la directiva APUCV), para darle legitimidad democrática y destino seguro al Fondo, en el IPP, como lo han recomendado todas las comisiones nombradas por los “entes fundantes”.

Acto seguido, mantener vivo al IPP, renovar liderazgo gremial y reemprender la restauración del Acta Convenio como nuestro sagrado contrato “gremio-UCV”, dónde somos los protagonistas. A grandes rasgos esta es la estrategia urgente que nos impone la extrema gravedad de la situación universitaria.

PD: Rogamos a la directiva del IPP que el resto del año 2106 no recurran al expediente de un aumento más de los servicios, que al vaso de agua de nuestro déficit familiar no le caben más gotas. Rogamos y prendemos velas por ello.